miércoles, 8 de junio de 2011

Ryanair y el placer de volar










Tengo que reconocer que el hecho de elegir volar a Baden Baden en Ryanair, a parte de para ahorrarme una lana, escondía mi verdadera intención, que no era otra que encontrarme con las eróticas azafatas de su calendario anual.
Pero, no sé si me equivoqué de vuelo, o si ese día me levanté con el pie izquierdo, pero las azafatas de aquel puto avión no se parecían en nada a las del calendario. De hecho, de salir ellas fotografiadas en un calendario, se pondría punto y final a este hortera método de marketing y hasta la Iglesia pondría en tela de juicio la idoneidad de seguir editando el tradicional Almanaque Zaragozano.
Al poco de acomodarnos, comenzaron a intentar vendernos de todo, desde tabaco, perfumes, bocadillos, refrescos, loterías, etc, etc. Entre todo ese trasiego, mi becario agarró un rico sueño que le llevó a arrimar el morro al asiento de adelante y se quedo frito, del tirón, en esa postura tan acrobática que se puede apreciar en la fotografía. (No piensen mal: no se está chupando el dedo)
Lo bueno de mi fiel Maxime es que no ronca. Tiene muy buen karma este chaval, que a parte de estudiar Dirección de empresa, habla francés, inglés, alemán y español, y en esos cuatro idiomas puede cantar, melodiosamente, la famosa canción de "La hija del Beduino".
Para que luego hablen mal de la juventud...


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