domingo, 10 de junio de 2012

Mirando de lejos


Estoy viendo como rescatan a España desde lejos. Dentro de la antigua prisión de Helsinki. Frente a enormes buques repletos de turistas rubios, ávidos y gentiles como banqueros antes de la crisis. Si España está, por fin, rescatada, yo, sin saberlo, también lo estoy. ¡Mil gracias, amigos europeos! Según parece mi vida pendía de un 3%. Rajahoy, nuestro genial e inspirador presidente ha dicho que ya está todo arreglado y que se iba al fútbol. Una vez trincada la pasta gansa -que ya se pagará cuando se pueda- vamos a ganarle a Italia y se nos pasará el susto sin beber agua.
Nuestros magistrales gestores económicos venden la piel del oso como un triunfo, cuando los alemanes lo único que han hecho es volver a darnos crédito para que le devolvamos, a sus bancos, los préstamos anteriores, ya que, según parece, se nos habían amontonado las letras.
Eso me recuerda un viejo chascarrillo:
-Doctor, con estas no leo.
-Tome esta otra, señora.
-No doctor, tampoco, con estas gafas tampoco leo.
-Van a ser estas, pruebe a ver, doña Gertrudis.
-Nada, tampoco, buen hombre, son muy monas, pero no leo.
-¿Sr.Gertrudis, pero usted sabe leer?
-No doctor, si supiera leer: ¿Para qué iba yo a querer unas gafas?
No se sí el símil se ajustará mucho al tema, pero lo peor sería que no sepamos utilizar ese dinero, como tampoco sabía leer doña Gertrudis. En España hay muchas doñas Gertrudis: gobiernos, municipios, empresas y personas que cuando se ven con cuatro euros en el bolsillo se les va la olla y se gastan lo que no esta escrito en fiestas y en colocar a sus parientes. Ser del sur es lo que tiene, nos gustan más las fiestas que a un tonto un lápiz.
Lo que algunos están sufriendo y lo que otros estamos aprendiendo en esta crisis no se nos olvidará nunca. La auténtica transformación económica, la verdadera transición hacia la modernización de nuestro país comienza con este chute de 100.000 millones de euros; pura calderilla, que a modo de punto de inflexión marcarán nuestro ser o no ser como país.
Nuestra credibilidad ha quedado en entredicho. Nuevamente somos un país de pandereta endeudado hasta las meninges.
Estamos salvados, pero más endeudados que nunca.
Vicente del Bosque y los suyos tienen el anestésico para esta operación. ¡Pinchenme, por favor! ¡España!¡España!

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