sábado, 3 de enero de 2015

Buscando en pijama


Comienzo el año con la liturgia de buscar. Cuando no sé qué hacer, ni sé lo qué escribir, me sumerjo en mi sótano de las vanidades, en busca de mi propio pasado en forma de collage, a ver si con eso suena la flauta.
Años de recortes, de dibujos amorfos, de pegados postizos y forzados, de palabras sueltas, incluso en idiomas extraños, han dado lugar a que atesore una riqueza infinita de collages que no valen para nada salvo para calmar mis ansiosas búsquedas y ofrecerme respuestas en clave.
He comenzado el año, les decía, bajando las escaleras en pijama, abriendo cajones, y dejándome impresionar por el pasado. Cada obra, jajaja, ¡qué presuntuoso!, es un instante de magia. Incluso, algunos, una amalgama de ellos. Fotos de una revista irlandesa, con unas palabras ininteligibles de un diario checo, sobre un papel en el que se envolvió una rica empanadilla gallega de bacalao. Todo suma en la vida y en el collage. Lo difícil es encontrar la armonía y ubicar de tal forma las piezas para que la cosa funcione. 
La analogía vida y arte dormita en mi sótano víctima del paso del tiempo. Sin embargo, impasible, sigo buscando respuestas en mis cajones. Inspiraciones de papel reciclado y pegamento barato. Collages de pasión y desesperación. Congelados, como un embrión sumergido en nitrógeno líquido, pero aún vivos. Olvidados y presentes. Mudos y habladores. Armados de paciencia y generosidad infinitas, se me ofrecen, nuevamente, como las olas a la orilla de una playa tranquila.
Adoro a estos collages. Forman parte de mí, como una segunda osamenta, o un cerebro de papel a modo de disco duro externo, que preservo a escasos tres metros de profundidad, para enchufarme a él cada vez que lo preciso o tengo una urgencia metafísica.
Hoy los sentí sobrios y contundentes, aunque, tal vez por los años que van pasando, un poco gruñones. Tras disfrutar por unas horas de su compañía, su misticismo, y sus valiosas aclaraciones socráticas, los he vuelto a guardar en sus cajones. Otro año más, por fortuna, he recibido, con atención y entusiasmo, sus mensajes y sus consejos, tan planos como el papel y tan plenos como su propia experiencia. 
No sé si lo merezco o no, pero estos collages, que en algún momento fueron hijos míos pero luego se emanciparon, siempre me tratan con suma indulgencia.

3 comentarios:

  1. Buena forma de alimentar la metafísica de uno, tienes fortuna de poder hacerlo de ese modo.
    Feliz Comienzo de 2015.

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  2. son esa reserva que se esconde entre los cajones siempre a la espera de auxiliar buena por ti amigo que tienes esos pequeños duendes metidos en tu cajón.

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