sábado, 2 de diciembre de 2017

Maldita apuesta


Reto. Tengo el vicio de retarme continuamente. Compito contra mí mismo en una especie de solitario sin cartas. El reto que me planteo, mientras vuelo desde Milán hacia Kutaisi, consiste literalmente en escribirles algo sin que me estalle la cabeza. Y digo que me estalle la cabeza no porque intuya la inminencia de un atentado integrista en este avión, a lo que me refiero es a la remota, y muy poco probable, posibilidad de que, de un momento a otro, me estalle la cabeza debido a lo mucho que me duele. Así que el reto que asumo con ustedes en tan precarias condiciones —pero ante todo conmigo mismo—, es el de escribirles un relato antes de que me estalle la cabeza y lo ponga todo perdido de masa encefálica. La masa encefálica no se llama así —al menos eso creo—, porque los hombres estemos todo el día hablando con nuestro falo, o sea, hablando en plata: de que los hombres nos pasemos el día hablando con nuestra polla en lugar de estar pendientes de otras tareas más productivas y menesterosas. (Al no estar en horario infantil, se habrán dado cuenta de que he usado la palabra “polla” de un modo peyorativo) 
De todas formas, sea cierto o no que mi cabeza tenga una remota posibilidad de estallar en pleno vuelo, como antaño sucedía con algunas prótesis mamarias; quiero intentar escribirles algo para no perder la apuesta que he hecho conmigo mismo.
¿Que en qué consiste la apuesta? Pues en eso, en escribirles sin que me estalle la cabeza y llene a todo el pasaje de sebo gris. El cerebro, por si no lo saben ustedes—aunque pienso que a estas alturas todo el mundo lo sabe—, está formado por una masa viscosa y grasienta de color grisáceo, atravesada por miles de pequeñas venas que transportan sangre y oxigeno para que las neuronas mantengan su funcionalidad. (Nota del autor: se dice que algunos hombres disponen de una única neurona alojada en su entrepierna, al parecer, ésta les demanda grandes cantidades de sangre y oxigeno lo que les deja el cerebro más hueco que el agujero de un donuts) 
Como les decía, vuelo sobre el Mar Negro, en dirección a Kutaisi, en un vuelo de Wizz, rodeado de gente a la que mi dolor de cabeza le importa tanto, o menos, que la independencia de Cataluña. Sin embargo, pese a la apatía de todo el pasaje, incluso frente a la apatía de toda la tripulación, pese a la apatía, más incluso aún, de toda Europa frente al esperpento político y social que hemos conocido y sufrido como el “procés”, juro y perjuro que a mí me duele mucho la cabeza, tanto es así que no sé qué les podría yo escribir a más de once mil pies de altura para no perder la susodicha apuesta. 
Temo, a estas alturas —nunca vino más propio lo de las “alturas”—, que mi cerebro, aprovechando la coyuntura, se pretenda independizar del resto de mi cuerpo, aunque ello le suponga una terrible asfixia por la irremediable pérdida de riego sanguíneo y de flujo de oxigeno que, de ipso facto, tal situación le supondría.
¿Ven? Esto es lo peligroso de volar de noche sobre el Mar Negro, que uno lo ve todo negro, y durante esa confusión se le puede venir a uno la negra encima. Y ya no sé qué más narices contarles para no perder la apuesta. Miren, hagamos un trato, o un teatro, como quieran llamarlo: mejor retiro la apuesta y aquí paz y después gloria. No fue una apuesta en firme, se lo juro por Snoopy; sólo les planteé un simulacro de apuesta. Qué otra cosa les podía escribir con este maldito dolor de cabeza que me lleva a maltraer. Para apuestas estaba yo…¡Vamos hombre! 

13 comentarios:

  1. Una aspirina no te iría nada mal, eso para el dolor de cabeza, para tu locura,no tengo remedio. Jejejejeje.
    Muy bueno.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Espero que tu dolor se haya marchado, en vez de estallarte la cabeza.
    Feliz estancia.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Me encanto lo que escribiste a pesar de tu dolor de cabeza. Besos y buena tarde.... y que no te duela.

    ResponderEliminar
  5. A 11000 metros de altura. A punto de estallar la cabeza. Quietecito sin formar jaleo y ademas escribiendo algo interesante......que te diría yooo...OLE TUS COJONES

    ResponderEliminar
  6. La única apuesta que me hice a mí mismo fue no repetirme. Y la perdí a los 3 minutos.

    Saludos,

    J.

    ResponderEliminar
  7. Sin querer mientras lo has pensado y escrito has apostado a que sigues vivo... y, de momento, vas ganando.
    PD. Si hubieses perdido... el dolor de cabeza te hubiese pasado. Aunque te duela..., sigue jugando.

    ResponderEliminar
  8. Con dolor de cabeza y todo, haz ganado tu apuesta. Muy bien, amigo me parece un relato real y entretenido jaja.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  9. Ganaste la apuesta... sabes trabajar bajo presión y pese a todo alcanzas el objetivo.
    Saludo.

    ResponderEliminar
  10. Ya, ya, todo pasa. De la apuesta ni hablar, ganaste. El dolor de cabeza seguro tambièn ha pasado. Què alivio.

    Saludos Josè.

    ResponderEliminar
  11. Ahora me está doliendo a mí y no he apostado nada!
    Eres increible,y me sonrío
    Cuidate!!!
    Besucos

    ResponderEliminar
  12. Espero, Jfb, que ganases la apuesta... ¡y sin hacer trampas!
    Salu2.

    ResponderEliminar
  13. Te deseo que gane la apuesta....Pero eso si que sea bien ganada!!

    ResponderEliminar